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Enamorarse o Ser un Jugador
El enamoramiento es una cosa peliaguda. No está hecho para todo el mundo, aunque a algunas personas les va bien y es posible que tú seas una de ellas. Este libro no te enseña a enamorarte ni a reconocer los indicios que revelan el llamado «amor verdadero». Es una guía para seducir mujeres. Puedes usarla para mantener relaciones sexuales fantásticas pero que no signifiquen nada para ti, con diferentes mujeres esplendidas todos los días de la semana. Y si quieres enamorarte, en este libro encontraras la manera de actuar correctamente.
Si desarrollas una mentalidad de PAS, lo cual conseguirás, si sigues los consejos de este libro, estarás prácticamente inmunizado contra el desarrollo de esas patéticas y desesperadas fijaciones normalmente asociadas al enamoramiento, incluso si decides ser monógamo. Los efectos negativos típicos (celos, dependencia, depresión, etcétera) serán mucho menos graves. Tu nueva actitud no permitirá que desarrolles esos rasgos no deseables, y tu estilo de vida no les dará el tiempo suficiente para que alcancen todo su potencial destructivo.
Si, por otro lado, quieres ser un jugador (por lo menos al principio), la palabra «poliamoroso» es la que mejor encaja con la descripción de como debes funcionar en el amor. El jugador ama... pero a muchas mujeres a la vez. Estar enamorado de una sola mujer en un momento dado, especialmente si el sentimiento no es correspondido, te lleva a un estado de fijación. Emites vibraciones de desesperación, que paralizan tu capacidad de pensar con claridad y hacen que te sientas constantemente amedrentado ante la posibilidad de que te rechacen. Cuando tus sentimientos no son correspondidos, o si lo son pero no exactamente tal y como esperas, tu autoestima disminuye, repeliendo a las chicas cada vez más y entrando en un círculo vicioso que se refuerza a sí mismo.
Estar enamorado de muchas chicas a la vez (o al menos estar interesado en muchas chicas a la vez, si no te han dado todavía razones para que las recompenses con tu amor) hace que puedas pensar de manera coherente y confiada. Reconoces y comprendes que existen incontables mujeres guapas, y por tanto te relajas lo suficiente para guiar sus sentimientos hacia ti. Tu confianza y serenidad atrae a las mujeres, dando lugar a otro circulo de sentimientos que esta vez, sin embargo, se refuerza de manera positiva.
Algunas personas dicen que el ideal sigue siendo una relación que se da solamente entre dos personas, y que esté llena de amor pleno e incondicional. Comparto la última parte de la afirmación: el amor pleno e incondicional es verdaderamente algo ideal. Pero no puedo estar de acuerdo con la afirmación de que el amor compartido en exclusiva por dos personas es siempre lo mejor. Ciertamente, toda familia necesita una madre y un padre para criar a los hijos y mantenerlos económicamente. En caso de que uno de los dos se salga del carril, podría romperse la familia. Pero quiere esto decir que para proteger la integridad de las familias todas las relaciones deben ceñirse exclusivamente a dos personas? Que no deben permitirse a nadie, bajo ningún concepto, las relaciones «poliamorosas»?
Por supuesto que no. No somos modelos para los hijos de los demás. Como adultos, somos libres para elegir nuestro propio camino, y lo que hagamos con nuestra vida privada no tiene por qué afectar a la sociedad en su conjunto. Ni tú ni yo somos tan importantes.
El otro argumento a favor de la superioridad de las relaciones monógamas es que la exclusividad del afecto de una persona da un valor añadido a ese afecto. La verdad es que estoy de acuerdo: la exclusividad es un valor añadido... durante un tiempo. Pero pronto ese valor añadido se convertirá en una rutina. Se dará por descontado y finalmente degenerara en aburrimiento. Por el contrario, la falta de exclusividad puede mantener la relación llena de vigor e interés durante mucho tiempo.
Un último argumento en defensa de la relación uno a uno es que el amor es algo exclusivo por naturaleza y que no es posible estar enamorado de dos personas al mismo tiempo. Este es un argumento muy débil que solamente puede tener su origen en la falta de experiencia, o en que las personas se nieguen a aceptar sus verdaderos sentimientos o sean incapaces de comprenderlos. Pero antes o después, incluso los moralistas más estrictos tendrán que reconocer la posibilidad de que el amor puede compartirse entre varias personas, al menos hasta cierto punto.
Quieren los hijos a los padres por turnos? Quieren los padres a los hijos por turnos? Por supuesto que no. Los quieren a todos a la vez. Puede ser que más a unos que a otros, pero, en cualquier caso, no «solamente uno a uno». Podría argumentarse que el amor sexual es «diferente», pero yo diría que esta es solo una cuestión de nivel. El amor es el amor. Punto.
Muy a menudo, la monogamia no tiene nada que ver con el amor. De hecho, normalmente una relación exclusiva entre dos personas es más una cuestión de comodidad y de tradición que de pasión, Después de años de búsqueda infructuosa y de penosos rechazos, has encontrado por fin a alguien que te gusta y a quien tu también gustas, un compañero o compañera con quien puedes satisfacer tu necesidad de dar y recibir amor. Exhalas un suspiro de alivio y te acomodas. Eres un TPF destinado al matrimonio.
Quiero recalcar que, por supuesto, no hay nada malo en las relaciones monogamicas, en el enamorarniento ni en el matrimonio. Te animo a que busques tu propio tipo de amor y de relaciones. Sea cual sea tu ideal, este libro te llevara a donde de verdad quieres ir.
Lo que me preocupa es que, con demasiada frecuencia, la gente «se enamora» porque cree que no tiene otra opción. Cuando resulta que, de hecho, podían haber elegido y tenían a su disposición otras posibilidades, cierran los ojos y empiezan a sermonearnos sobre las ventajas y la superioridad de su forma de vida.
Este libro trata sobre las distintas posibilidades. Su intención es proporcionarte la sabiduría que necesitas para explorar todos los caminos antes de decidir cuál es la senda adecuada para ti: la de la seducción para regocijo de tu corazón, enamorarte y casarte, o hacerte monje y llevar una vida célibe. Pero asegúrate de que, sea cual sea el camino que elijas, lo haces con pleno conocimiento y con los ojos bien abiertos a todas las posibilidades.
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Enamorarse o Ser un Jugador
El enamoramiento es una cosa peliaguda. No está hecho para todo el mundo, aunque a algunas personas les va bien y es posible que tú seas una de ellas. Este libro no te enseña a enamorarte ni a reconocer los indicios que revelan el llamado «amor verdadero». Es una guía para seducir mujeres. Puedes usarla para mantener relaciones sexuales fantásticas pero que no signifiquen nada para ti, con diferentes mujeres esplendidas todos los días de la semana. Y si quieres enamorarte, en este libro encontraras la manera de actuar correctamente.
Si desarrollas una mentalidad de PAS, lo cual conseguirás, si sigues los consejos de este libro, estarás prácticamente inmunizado contra el desarrollo de esas patéticas y desesperadas fijaciones normalmente asociadas al enamoramiento, incluso si decides ser monógamo. Los efectos negativos típicos (celos, dependencia, depresión, etcétera) serán mucho menos graves. Tu nueva actitud no permitirá que desarrolles esos rasgos no deseables, y tu estilo de vida no les dará el tiempo suficiente para que alcancen todo su potencial destructivo.
Si, por otro lado, quieres ser un jugador (por lo menos al principio), la palabra «poliamoroso» es la que mejor encaja con la descripción de como debes funcionar en el amor. El jugador ama... pero a muchas mujeres a la vez. Estar enamorado de una sola mujer en un momento dado, especialmente si el sentimiento no es correspondido, te lleva a un estado de fijación. Emites vibraciones de desesperación, que paralizan tu capacidad de pensar con claridad y hacen que te sientas constantemente amedrentado ante la posibilidad de que te rechacen. Cuando tus sentimientos no son correspondidos, o si lo son pero no exactamente tal y como esperas, tu autoestima disminuye, repeliendo a las chicas cada vez más y entrando en un círculo vicioso que se refuerza a sí mismo.
Estar enamorado de muchas chicas a la vez (o al menos estar interesado en muchas chicas a la vez, si no te han dado todavía razones para que las recompenses con tu amor) hace que puedas pensar de manera coherente y confiada. Reconoces y comprendes que existen incontables mujeres guapas, y por tanto te relajas lo suficiente para guiar sus sentimientos hacia ti. Tu confianza y serenidad atrae a las mujeres, dando lugar a otro circulo de sentimientos que esta vez, sin embargo, se refuerza de manera positiva.
Algunas personas dicen que el ideal sigue siendo una relación que se da solamente entre dos personas, y que esté llena de amor pleno e incondicional. Comparto la última parte de la afirmación: el amor pleno e incondicional es verdaderamente algo ideal. Pero no puedo estar de acuerdo con la afirmación de que el amor compartido en exclusiva por dos personas es siempre lo mejor. Ciertamente, toda familia necesita una madre y un padre para criar a los hijos y mantenerlos económicamente. En caso de que uno de los dos se salga del carril, podría romperse la familia. Pero quiere esto decir que para proteger la integridad de las familias todas las relaciones deben ceñirse exclusivamente a dos personas? Que no deben permitirse a nadie, bajo ningún concepto, las relaciones «poliamorosas»?
Por supuesto que no. No somos modelos para los hijos de los demás. Como adultos, somos libres para elegir nuestro propio camino, y lo que hagamos con nuestra vida privada no tiene por qué afectar a la sociedad en su conjunto. Ni tú ni yo somos tan importantes.
El otro argumento a favor de la superioridad de las relaciones monógamas es que la exclusividad del afecto de una persona da un valor añadido a ese afecto. La verdad es que estoy de acuerdo: la exclusividad es un valor añadido... durante un tiempo. Pero pronto ese valor añadido se convertirá en una rutina. Se dará por descontado y finalmente degenerara en aburrimiento. Por el contrario, la falta de exclusividad puede mantener la relación llena de vigor e interés durante mucho tiempo.
Un último argumento en defensa de la relación uno a uno es que el amor es algo exclusivo por naturaleza y que no es posible estar enamorado de dos personas al mismo tiempo. Este es un argumento muy débil que solamente puede tener su origen en la falta de experiencia, o en que las personas se nieguen a aceptar sus verdaderos sentimientos o sean incapaces de comprenderlos. Pero antes o después, incluso los moralistas más estrictos tendrán que reconocer la posibilidad de que el amor puede compartirse entre varias personas, al menos hasta cierto punto.
Quieren los hijos a los padres por turnos? Quieren los padres a los hijos por turnos? Por supuesto que no. Los quieren a todos a la vez. Puede ser que más a unos que a otros, pero, en cualquier caso, no «solamente uno a uno». Podría argumentarse que el amor sexual es «diferente», pero yo diría que esta es solo una cuestión de nivel. El amor es el amor. Punto.
Muy a menudo, la monogamia no tiene nada que ver con el amor. De hecho, normalmente una relación exclusiva entre dos personas es más una cuestión de comodidad y de tradición que de pasión, Después de años de búsqueda infructuosa y de penosos rechazos, has encontrado por fin a alguien que te gusta y a quien tu también gustas, un compañero o compañera con quien puedes satisfacer tu necesidad de dar y recibir amor. Exhalas un suspiro de alivio y te acomodas. Eres un TPF destinado al matrimonio.
Quiero recalcar que, por supuesto, no hay nada malo en las relaciones monogamicas, en el enamorarniento ni en el matrimonio. Te animo a que busques tu propio tipo de amor y de relaciones. Sea cual sea tu ideal, este libro te llevara a donde de verdad quieres ir.
Lo que me preocupa es que, con demasiada frecuencia, la gente «se enamora» porque cree que no tiene otra opción. Cuando resulta que, de hecho, podían haber elegido y tenían a su disposición otras posibilidades, cierran los ojos y empiezan a sermonearnos sobre las ventajas y la superioridad de su forma de vida.
Este libro trata sobre las distintas posibilidades. Su intención es proporcionarte la sabiduría que necesitas para explorar todos los caminos antes de decidir cuál es la senda adecuada para ti: la de la seducción para regocijo de tu corazón, enamorarte y casarte, o hacerte monje y llevar una vida célibe. Pero asegúrate de que, sea cual sea el camino que elijas, lo haces con pleno conocimiento y con los ojos bien abiertos a todas las posibilidades.
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